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Alfieris Bonilla

POEMAS DE ALFIERIS BONILLA

        Encuentro

             El espejo frente al hombre

 

1

Allá, bajo la mirada perdida del

espejo está el pensamiento,

lleva un silencio trasnochado

en espera del encuentro con el hombre,

dispersando los ecos de la sangre

con palabras extraviadas entre

aullidos de cristales sordos

Se mueve ausente de él,

mordiendo musarañas con su instinto

como quien aún vive en la voz;

implorando un compromiso

que le desnude el sentimiento.

 

2

Vengo de la huida,

sacrificando el deseo de no desearte

hundiendo mis dientes en la danza

del meridiano soplo de tu voluntad.

Andan mis noches en regresos

de nostalgias y susurros,

descubriendo en tus olores la

agonía de mis rodillas consumidas

por gusanos redentores,

que me hablan de amor

y de las cosas que los hombres

de carne te enseñaron.

Pero es indigno hablar de Dios

cuando nos falta el aliento,

¿Acaso, en su deliberado sueño,

no fue eso lo que nos ofreció?

¿Por qué escupir el color de la noche,

si en ella se cuece la vida?

Tengo que hablarte con esta voz limpia,

con el presente abriendo mi pecho,

aunque no caigan laureles en mi puerta,

con el semblante de la vergüenza

de querer ser lo que él quiso que fuera

y con el orgullo de estar presente.

 

3

 

El espejo quiso ser verdad

y asomo la mañana en sus ojos

No quedó nadie de pies,

hasta las sonrisas cayeron

en el averno de sus palabras.

Notó que él no era la luz que se

desplazaba por los sueños del verdugo,

entonces,

se levantó un canto

sobre la faz del silencio.

Sus ojos excomulgados fueron

los únicos testigos de la muerte

de Dios.

 

 

 

 

 

         SOCIEDAD

         Me caigo en dos

 

Ese molde hecho con lagrimas

se está haciendo triste,

está en boga su desgracia

y se le va la esperanza con la tarde.

No parirá eternidad, sólo fe.

El suelo seguirá huérfano de abrazos,

seguirá lleno de fantasmas

hasta que retorne el hombre.

Con tanta contaminación

no quedaran gaviotas para el poema

ni palomas para la paz,

sólo un frío cubierto de siglos

para guardar la semilla de la muerte.

¿Por qué tuvo que venir en defensa

de la podredumbre cuando el pueblo lavaba

su golpeada mejilla?

Ese maldito libro

con cabeza de toro

casi dijo la verdad.

Cómo me duele la sangre,

me relincha de impotencia,

mientras galopa vena arriba, vena abajo;

Sin saber que hacer ante

las injusticias de él

Sobre el precipicio de una correa

nos golpean el pensamiento,

pero las ideas no crecen a fuerza de engaños.

Nuestras manos no se perdieron en el espejo,

el sueño de una guitarra inmortal

nos cobija las flores;

aún nos queda la puerta y el corazón

para cuando llueva otra vez.

 

(Seguir solo en la multitud no es una sorpresa, a veces se oscurece la luz que cobija la tierra, y no se nos permite pensar, sólo creer es lícito. El mundo es una renta inmortal, así lo hicieron, así lo dominan; eso es grandioso, pero de algo ha de vivir el hombre)

 

 

 

 

EL TIEMPO

Aquí me ves,

erguido como la palabra que aún no he pronunciado,

colectando primaveras,

para que nos piense el amanecer.

Voy arrimando la espada a la cintura del sueño,

sereno como la canción de un recién nacido,

poblando tus poros de mi presencia.

dejando el tiempo pasar

sin que se escape mi aliento en su boca.

Mi silencio se come tu pasado

porque el tiempo no es tiempo,

es ahora eternamente.

Contigo en las ropas, tú en ti...

y yo a una mirada de distancia,

desvistiendo los deseos en tus oídos,

mientras camino hacia mí.

Pasiones vírgenes disfrazadas de ayeres,

asegurando el porvenir

como asegura un niño el seno que amamanta hoy,

sin hambres venideras,

porque el futuro es la convicción del ahora

y así sucesivamente.

 

 

FIDELIDAD DE LA SOMBRA

Testigo de la luz en la mirada

 

Yo sé que el poema irá suspirando

en las venas del tiempo que nos falta,

las paredes disfrazadas de ventanas

intentaran suicidarlo.

Mas yo, tránsfugo del movimiento,

iré buscando agrietar tu cuerpo

y penetrarte la dimensión

que la historia desconoce.

Me nace besarte la duda que penetras

en la luz cuando te miro de espalda,

y ser yo,

aunque me ignores...

He pensado tres veces en lo frágil

de tus sentimientos.

Ellos no,

sólo quieren trasnocharte la voz

para dormir sus días en tu cuerpo,

y que agotada, caiga tu humedad

sobre el volvo de los siglos.

Te llevaran secuestrada la sonrisa,

para que no te vean los niños.

Yo estaré allí,

cuando el límite sea nuestro principio,

cuando los pterosaurios esparzan

tu gloria en suelos áridos,

sin sospechar que tu voz fertilizará el futuro

que duerme sobre las hojas de los árboles,

en espera de las aves migratorias.

 

 

Palpitación

 

En la transparente ignorancia de mi amanecer

se dibuja el revés de la esperanza;

los dioses del olvido visitan mis palabras

y me hacen cantar disonancias.

Pude no ser patético como el espejo en el poema

al traer al hombre a las páginas de los sueños,

con la sangre y el instinto

en plenos movimientos.

Hablar de amor en un tiempo

narcotizado,

para contar contigo las razones ajenas,

eso pude brindar a la gloria de los inútiles...

y ser noble,

como los embelesos que te ausentan.

Vives tu muerte a plenitud,

mientras arrimo mi canción a tu silencio

para velar las huellas de los años,

aunque sólo quede la semilla... sólo eso.

 

 

 

 

TRAICIÓN

 

Pequeña ausencia.

Ese hombre

me arrebató el pan de los labios,

huyó con mis poemas

hacia el sepulcro;

y me dejó a tu lado:

custodiado por decrépitas gaviotas

de sentimientos menguados.

Y yo, con el deseo entero,

como quien aún tiene vida.