Encuentro
El espejo frente al hombre
1
Allá, bajo la mirada perdida del
espejo está el pensamiento,
lleva un silencio trasnochado
en espera del encuentro con el hombre,
dispersando los ecos de la sangre
con palabras extraviadas entre
aullidos de cristales sordos
Se mueve ausente de él,
mordiendo musarañas con su instinto
como quien aún vive en la voz;
implorando un compromiso
que le desnude el sentimiento.
2
Vengo de la huida,
sacrificando el deseo de no desearte
hundiendo mis dientes en la danza
del meridiano soplo de tu voluntad.
Andan mis noches en regresos
de nostalgias y susurros,
descubriendo en tus olores la
agonía de mis rodillas consumidas
por gusanos redentores,
que me hablan de amor
y de las cosas que los hombres
de carne te enseñaron.
Pero es indigno hablar de Dios
cuando nos falta el aliento,
¿Acaso, en su deliberado sueño,
no fue eso lo que nos ofreció?
¿Por qué escupir el color de la
noche,
si en ella se cuece la vida?
Tengo que hablarte con esta voz limpia,
con el presente abriendo mi pecho,
aunque no caigan laureles en mi puerta,
con el semblante de la vergüenza
de querer ser lo que él quiso que fuera
y con el orgullo de estar presente.
3
El espejo quiso ser verdad
y asomo la mañana en sus ojos
No quedó nadie de pies,
hasta las sonrisas cayeron
en el averno de sus palabras.
Notó que él no era la luz que se
desplazaba por los sueños del verdugo,
entonces,
se levantó un canto
sobre la faz del silencio.
Sus ojos excomulgados fueron
los únicos testigos de la muerte
de Dios.
SOCIEDAD
Me caigo
en dos
Ese molde hecho con lagrimas
se está haciendo triste,
está en boga su desgracia
y se le va la esperanza con la tarde.
No parirá eternidad, sólo fe.
El suelo seguirá huérfano de abrazos,
seguirá lleno de fantasmas
hasta que retorne el hombre.
Con tanta contaminación
no quedaran gaviotas para el poema
ni palomas para la paz,
sólo un frío cubierto de siglos
para guardar la semilla de la muerte.
¿Por qué tuvo que venir en defensa
de la podredumbre cuando el pueblo lavaba
su golpeada mejilla?
Ese maldito libro
con cabeza de toro
casi dijo la verdad.
Cómo me duele la sangre,
me relincha de impotencia,
mientras galopa vena arriba, vena abajo;
Sin saber que hacer ante
las injusticias de él
Sobre el precipicio de una correa
nos golpean el pensamiento,
pero las ideas no crecen a fuerza de engaños.
Nuestras manos no se perdieron en el espejo,
el sueño de una guitarra inmortal
nos cobija las flores;
aún nos queda la puerta y el corazón
para cuando llueva otra vez.
(Seguir solo en la multitud no es una sorpresa, a veces se
oscurece la luz que cobija la tierra, y no se nos permite pensar, sólo creer
es lícito. El mundo es una renta inmortal, así lo hicieron, así lo dominan; eso es grandioso, pero de algo ha de vivir el
hombre)
EL TIEMPO
Aquí me ves,
erguido como la palabra que aún no he pronunciado,
colectando primaveras,
para que nos piense el amanecer.
Voy arrimando la espada a la cintura del sueño,
sereno como la canción de un recién nacido,
poblando tus poros de mi presencia.
dejando el tiempo pasar
sin que se escape mi aliento en su boca.
Mi silencio se come tu pasado
porque el tiempo no es tiempo,
es ahora eternamente.
Contigo en las ropas, tú en ti...
y yo a una mirada de distancia,
desvistiendo los deseos en tus oídos,
mientras camino hacia mí.
Pasiones vírgenes disfrazadas de ayeres,
asegurando el porvenir
como asegura un niño el seno que amamanta hoy,
sin hambres venideras,
porque el futuro es la convicción del ahora
y así sucesivamente.
FIDELIDAD DE LA SOMBRA
Testigo de la luz en la mirada
Yo sé que el poema irá suspirando
en las venas del tiempo que nos falta,
las paredes disfrazadas de ventanas
intentaran suicidarlo.
Mas yo, tránsfugo del movimiento,
iré buscando agrietar tu cuerpo
y penetrarte la dimensión
que la historia desconoce.
Me nace besarte la duda que penetras
en la luz cuando te miro de espalda,
y ser yo,
aunque me ignores...
He pensado tres veces en lo frágil
de tus sentimientos.
Ellos no,
sólo quieren trasnocharte la voz
para dormir sus días en tu cuerpo,
y que agotada, caiga tu humedad
sobre el volvo de los siglos.
Te llevaran secuestrada la sonrisa,
para que no te vean los niños.
Yo estaré allí,
cuando el límite sea nuestro principio,
cuando los pterosaurios esparzan
tu gloria en suelos áridos,
sin sospechar que tu voz fertilizará el futuro
que duerme sobre las hojas de los árboles,
en espera de las aves migratorias.
Palpitación
En la transparente ignorancia de mi amanecer
se dibuja el revés de la esperanza;
los dioses del olvido visitan mis palabras
y me hacen cantar disonancias.
Pude no ser patético como el espejo en el poema
al traer al hombre a las páginas de los sueños,
con la sangre y el instinto
en plenos movimientos.
Hablar de amor en un tiempo
narcotizado,
para contar contigo las razones ajenas,
eso pude brindar a la gloria de los inútiles...
y ser noble,
como los embelesos que te ausentan.
Vives tu muerte a plenitud,
mientras arrimo mi canción a tu silencio
para velar las huellas de los años,
aunque sólo quede la semilla... sólo eso.
TRAICIÓN
Pequeña ausencia.
Ese hombre
me arrebató el pan de los labios,
huyó con mis poemas
hacia el sepulcro;
y me dejó a tu lado:
custodiado por decrépitas gaviotas
de sentimientos menguados.
Y yo, con el deseo entero,
como quien aún tiene vida.